García Prieto lista las razones que lleva a cualquier persona a dedicarse profesionalmente al periodismo de guerra para dedicarse al reporterismo de guerra:
Ver historia. “Los reporteros de guerra somos los notarios de los acontecimientos históricos. Somos privilegiados porque podemos asistir a los cambios que afectan a la humanidad”, dice la periodista. Y menciona una cita de la periodista y activista rusa Anna Politkóvskaya: “Lo que importa es la información, no lo que tú piensas sobre la información”.
Responsabilidad social. Los periodistas trabajan con la voluntad de educar a la sociedad para evitar que se repitan los grandes errores de la historia. El conocimiento puede hacer que el lector, el oyente o el espectador descubra otra perspectiva que arroje luz sobre algo que desconocía. Y el conocimiento es libertad. En su discurso al recibir el II Premio de Periodismo Vanity Fair, Iñaki Gabilondo dijo: “En una sociedad más escéptica de la historia y que a la vez es la más crédula es muy difícil acertar con los disparos informativos”. En este sentido, los periodistas son los que pueden aportar este saber al ciudadano.
Mejorar las herramientas de la sociedad para enfrentarse a ciertos acontecimientos.
Documentar crímenes de guerra. Existen los mecanismos para que los crímenes sean juzgados. Para ello, el periodista debe llevar todo bien documentado, con fotografías, vídeos, audios con testimonios, etc. Porque, aunque no entren en la crónica, estos registros pueden ser pruebas en un juzgado internacional. En este punto coinciden Hernán Zin, reportero de guerra durante dos décadas y autor del documental ‘Morir para contar’ y el fotoperiodista Javier Arcenillas, tercer premio en la categoría Long-term Projects del World Press Photo 2018 y Sergi Cabeza. "Nuestro trabajo es dar voz a las víctimas, pensar que lo que hacemos puede llegar a solucionar problemas. Somos receptores de testimonios muy duros, pero debemos de ser capaces de mostrárselos al mundo para que la gente sepa qué está pasando y reaccione. Si algo no se cuenta, no existe. Y si no existe, no se puede solucionar. Por eso debemos estar ahí y ser molestos", asegura Zin. Arcenillas añade: "No creo que podamos revertir la situación porque la violencia y la guerra son generadores económicos –seguridad, venta de armamento…– y entre bambalinas hay muchos intereses. No obstante, nosotros debemos estar allí para ayudar a quien sufre. Ser la caja de resonancia de todas aquellas personas en situaciones de desamparo que no tienen otra manera de hacerse oír. Incomodamos a los poderosos, pero las víctimas nos necesitan cerca". “El periodismo de guerra es muy importante para que los crímenes y las injusticias no queden impunes”, defiende Cabeza.
Documentar cómo cambia el mundo. Los crímenes, la forma de hacer la guerra y las formas de matar cambian de forma muy rápida y hay que constatarlo. Hoy en día la inmediatez prima sobre la calidad, lo que ha hecho que las coberturas de conflictos se hayan complicado más. “Esto era antes un oficio y ahora es una carrera; antes era quién lo contaba mejor y ahora es quién lo cuenta más deprisa”, lamenta Plàcid García-Planas, editor y antiguo enviado especial a diversos frentes.
Cambiar las leyes. Gracias a las denuncias continuas de los periodistas, se ha conseguido dar voz a los crímenes sexuales y ahora ya se consideran un crimen de guerra. También se ha dado visibilidad a los crímenes cibernéticos, hay que crear conciencia de que son delitos.
Como dijo una vez el periodista Ryszard Kapuscinski “para ser buen periodista, hay que ser buena persona”. Los periodistas que se dedican a la cobertura de noticias en zonas de guerra, son personas valientes dispuestas a pagar el precio que esta práctica les exige con el objetivo de dar voz a las víctimas. "No se trata de llegar el primero", aconseja la vicepresidenta de Reporteros Sin Fronteras, "sino de llegar bien".