Según Jaume Gurt, lo primero que debe hacer el líder es desplegar un interés real por las personas, convertirse en referente, en guía y en una ayuda para su equipo. Debe ser consciente de la situación particular de cada persona y prestar plena atención a sus necesidades para fomentar un vínculo real. Esto implica escuchar, facilitar y sugerir en lugar de ordenar, hacer partícipes a las personas de las decisiones que se toman y plantear objetivos alcanzables, centrados en el día a día y no en el medio o largo plazo, ahora desdibujados, para aumentar la sensación de éxito y fomentar la motivación. Y generar un entorno de confianza, alejado del control. Con directrices claras, pero basado en la unión, en el sentimiento de pertenencia y en la responsabilidad individual, requisitos fundamentales para la consecución de los objetivos y para que las personas den lo mejor de sí mismas.
Todo ello requiere trabajar la presencia, una presencia que ahora es online, que reduce nuestros elementos cognitivos al mail, al teléfono y al vídeo, haciéndonos perder la percepción de elementos tan importantes como el lenguaje no verbal. Para paliar estos obstáculos, el líder, como explica Jaume Gurt, debe establecer una buena metodología en las reuniones, promoviendo la participación de todos y mostrar fortaleza, autenticidad, seguridad y serenidad ante el desgaste que van produciendo el paso de los días y el nerviosismo que puede aparecer ante la vuelta a la normalidad, ya que el líder es el vínculo con la compañía.
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