Vivimos en una sociedad en la que desde niños se nos educa para creer que la opción más segura es siempre la mejor. En muchas ocasiones, evitar riesgos a menudo puede resultar la opción más arriesgada. A partir de diferentes conceptos y herramientas procedentes del póker, aprenderemos a reconocer las situaciones de riesgo y conseguir una ventaja competitiva. Dejar de ganar es lo mismo que perder.

Tomar decisiones conlleva cierta incertidumbre, nunca tenemos la información completa porque hay algunos factores que no dependen de nosotros y otros que podemos intuir pero no conocer con total seguridad. En el póker siempre se juega con la información que falta, la que tiene el rival. Hay mecanismos y herramientas que nos ofrece el póker, tales como desapegarnos del resultado, centrarnos más en el proceso o entender el importante rol del azar que nos pueden ayudar a tomar mejores decisiones.

La comunicación es clave para influir en el comportamiento de los otros y lograr cerrar satisfactoriamente un acuerdo. La importancia no recae solo en el mensaje sino en asegurarnos de que este llega con éxito a la otra parte. Ser más precisos a la hora de negociar es fundamental. A partir de las habilidades comunicativas que se desarrollan en el juego del póker, conseguiremos una comunicación más efectiva.

Las emociones ocupan un rol fundamental a la hora de tomar decisiones. A menudo, pueden perturbar nuestra capacidad de razonar. Aprender a detectar emociones en los otros y saber cómo utilizar esa información es clave a la hora de tomar decisiones. Del mismo modo, trabajar la capacidad de reconocer, identificar y saber gestionar nuestras emociones también es imprescindible para llevar a cabo una mejor toma de decisiones.