No sabemos bien lo que la literatura es, pero sí que detectamos la boca de la literatura. En los libros, en la vida. Esa boca raramente avisa antes de que se abra. Tiene la forma de un rumor. De un murmullo. Incluso puede estar cerrada, herida, y sentir como en ella enjambran excitadas las palabras. Cuando se abre la boca de la literatura, a pesar de que veamos la mímica de lo verbal, su movimiento interior es el de la danza en la que los cuerpos se contraen y extienden.

Ese espacio donde conviven los antónimos es la boca de la literatura. La fuente de la energía que la mueve puede ser el deseo o puede ser el dolor. O una fusión de deseo y dolor. Necesitamos la boca de la literatura para decir lo que no se puede decir, para mantener el sentido de las palabras, para mantener los murmullos y expresar «lo más extraño». Y para estar informados.

Lo que nunca olvidaremos de los periódicos es lo que tienen de buena literatura. Periodista y escritor. Para mí siempre fueron el mismo oficio. El periodista es un escritor. Trabaja con las palabras. Busca comunicar una historia y lo hace con una voluntad de estilo.

Existe un optimismo estúpido: que toda innovación técnica va a suponer un desarrollo cultural. Si un caníbal utiliza cubiertos para comer, ¿eso es progreso? Muchas veces se crean necesidades innecesarias. Las grandes autopistas no hacen desaparecer la trama de caminos. Lo que ocurrirá, lo que debe ocurrir, es un reexistencia del libro, con nuevas calidades estéticas. El día que desaparezcan los periódicos de papel, se pondrán de moda los periódicos de papel. Imaginen con el libro…

Preguntarse por el futuro del libro es preguntarse qué pasa con los espacios del libro. Con las librerías y bibliotecas. No hay ciudad sin librerías y bibliotecas. Hoy es difícil señalar un lugar donde se dé mayor diversidad. Son los referentes de la biodiversidad cultural. Y en ellas, aludiendo a una cita de Roland Barthes sobre los cines, se podría hablar de un erotismo difuso: por la condensación humana, por la ausencia de mundanismo, por las posturas de entrega que adoptan las gentes en ese espacio. Por su disponibilidad.

Un espectáculo musical basado en la novela Todo es silencio. Las bocas de la literatura y de la música se entrelazan para contar una historia contra el silencio mudo, aquel que atenaza al ser humano en los universos fronterizos del poder oculto, la ambición sin límite y la violencia. Lo que surge es un relato de unidades de emoción, una melancolía activa donde los recuerdos hechos están con la materia intermitente de los sueños y sus sombras.

Poemas insurgentes. Poemas vagabundos en la línea de la alianza de lo visible y lo invisible. Naturalezas todavía vivas. Naturalezas asesinadas. Paralizados en el Aire del Estupor. Al rescate, la enigmática organización de las palabras en vilo. Mayday, mayday, mayday.