La poesía como necesidad

Decía Gabriel Celaya que la poesía es un arma cargada de futuro, «necesaria como el pan de cada día, como el aire que exigimos trece veces por minuto». Con esas palabras arranca el curso Poesía necesaria , liderado por la poetisa Raquel Lanseros y certificado por Zenda Libros, y en ellas está condensado el verdadero sentido de escribir poemas: no como un adorno, sino como una forma de respirar. Escribir poesía no es una cuestión de inspiración repentina o de talento innato. Es un impulso vital. Una manera de ordenar el caos, de entender el mundo y de reconocernos en él. Como dice Lanseros, «la poesía nos transforma y nos eleva». Cada poema es un acto de resistencia frente al ruido y la prisa, un espacio donde la belleza y la verdad pueden volver a encontrarse.

¿Qué es poesía?

A lo largo de la historia, muchos poetas han intentado responder a esta pregunta imposible. «La poesía es el eco de la melodía del universo en el corazón de los humanos», dijo Tagore; «la poesía es conocimiento, salvación, poder y abandono», escribió Octavio Paz. Ninguna definición la encierra del todo, pero todas apuntan hacia lo mismo: la poesía es una forma de estar en el mundo.

Raquel Lanseros lo explica con claridad: la poesía es «la manifestación de la belleza o del sentimiento estético por medio de la palabra». Esa belleza no es solo estética, sino también ética: es la búsqueda de la verdad, de la autenticidad y de la emoción que nos une con los demás. Atreverse a escribir poesía, entonces, no significa simplemente hacer versos: significa escuchar lo que el alma murmura cuando el mundo calla.

Encontrar la voz propia

Uno de los grandes aprendizajes para quien comienza a escribir es descubrir su voz poética. No se trata de imitar a los maestros, sino de encontrar la forma única en la que uno percibe y traduce la realidad. Como recordaba Federico García Lorca, «se escribe como se es».

La voz nace de la experiencia, de la memoria y del propio carácter. No se improvisa ni se fabrica: se cultiva con lectura, introspección y escucha. «No es posible albergar la voz en casa ajena», advierte Lanseros; «no podemos pretender una voz que no es la nuestra por mor de las modas o las tendencias externas». El poeta que empieza debe mirar hacia dentro, hacia lo que realmente le conmueve. La poesía es un espejo que no devuelve nuestro rostro, sino lo que somos en esencia.

La imagen: ver con los ojos del alma

Uno de los grandes aprendizajes para quien comienza a escribir es descubrir su voz poética. No se trata de imitar a los maestros, sino de encontrar la forma única en la que uno percibe y traduce la realidad. Como recordaba Federico García Lorca, «se escribe como se es».

La voz nace de la experiencia, de la memoria y del propio carácter. No se improvisa ni se fabrica: se cultiva con lectura, introspección y escucha. «No es posible albergar la voz en casa ajena», advierte Lanseros; «no podemos pretender una voz que no es la nuestra por mor de las modas o las tendencias externas». El poeta que empieza debe mirar hacia dentro, hacia lo que realmente le conmueve. La poesía es un espejo que no devuelve nuestro rostro, sino lo que somos en esencia.

El silencio y la emoción

En poesía, lo que no se dice tiene tanto valor como lo que se pronuncia. «El uso del silencio tiene una importancia sobresaliente en poesía», escribe Lanseros. Jorge Guillén lo definía así: «Escribir es el arte de combinar las palabras con los silencios». El silencio no es vacío: es respiración. Es el espacio donde el lector puede encontrarse con el poema y con su propia emoción. El gran desafío del poeta es saber cuándo callar, cuándo dejar que el verso respire y hable por sí mismo.

La poesía en voz alta

Aunque solemos leerla en silencio, la poesía nació para ser leída en voz alta. La autora recuerda que «la poesía se debe a la oralidad». Cada poema guarda una música interior, y al pronunciarlo con la voz, esa música se convierte en experiencia compartida. Recitar no es actuar, sino transmitir. Es dejar que el poema atraviese el cuerpo. «El poeta del siglo XXI —dice Lanseros— se convierte en una especie de escenificador de su propia obra, recreándola para una audiencia que, en muchos casos, no ha tenido contacto previo con sus versos». Leer en voz alta nuestros poemas es una forma de reconocer su ritmo, su respiración y su verdad. Escribir poesía también es aprender a escuchar.

Revisar: el arte de podar

Paul Valéry decía que «un poema nunca se termina, solo se abandona». En la poesía, la revisión es una parte esencial del proceso creativo. Como explica Lanseros a lo largo del curso, «las revisiones exigen más quitar que añadir: dejar los poemas en su esencia medular».

El poeta aprende a corregir con humildad. A leer en voz alta, a dejar reposar el texto, a pulir cada palabra hasta que suene como debe. «Ni el surrealismo más radical permite agrupar ciertos elementos sin que se produzca chirrido», advierte la autora. Revisar es, en definitiva, escuchar al poema hasta que nos diga que ya puede volar solo.

¿Para quién escribimos?

Muchos poetas responden: «para mí mismo». Pero como explica Lanseros, la poesía es también un acto de comunicación. «El arte en general y la poesía en particular cifran mensajes que aspiran a ser recibidos, interpretados, descodificados».

Escribir poemas es tender un puente hacia el otro. El lector es parte del poema: completa su sentido, lo reinterpreta, lo habita. En palabras de la autora, «la poesía conforma en lo humano una hermandad universal y sin fronteras». Quizá por eso, escribir poesía sea una de las formas más profundas de empatía: un diálogo entre almas a través del tiempo y el lenguaje.

Atreverse: escribir el primer poema

Quien se atreve a escribir un poema da un paso hacia lo esencial. No hace falta saberlo todo ni dominar la métrica desde el inicio. Basta con tener algo que decir y la necesidad de hacerlo con verdad. Como recuerda Lanseros en el taller de poesía : «No resulta aconsejable escribir sin tener algo que decir».

La poesía no exige perfección, sino entrega. Es una forma de mirar el mundo con ojos nuevos, de descubrir la belleza en lo cotidiano. Cada palabra es una semilla: si la cuidas con paciencia, germinará en poema.

Para quienes quieren comenzar su camino

Si sientes que la poesía te llama, si hay versos que te rondan y aún no te atreves a escribirlos, el curso Poesía necesaria de Cursiva y Zenda Libros es el mejor punto de partida. Impartido por Raquel Lanseros, una de las voces más reconocidas de la poesía contemporánea en español, el curso te guía en los fundamentos de la creación poética: desde la inspiración y la imagen hasta el ritmo, la voz y la revisión. A través de diez unidades, descubrirás las herramientas, los ejemplos y los ejercicios que te ayudarán a encontrar tu propia mirada y escribir con autenticidad.

Esta es una formación online y flexible, pensada para quienes desean adentrarse en la poesía con profundidad y libertad. Una oportunidad para aprender a leer y escribir versos desde la emoción y la conciencia del lenguaje.

Empieza tu camino poético. Descubre tu voz, escribe tus primeros versos y comprende por qué —como dice Lanseros— la poesía es necesaria, como el aire que respiramos.

Curso lector editorial
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